Cada noche se embarcaba en un viaje, en el que deambulaba por las calles buscando lo que había pedido, aquel “algo” que según ella había perdido. Y así cada noche navegaba entre misterios y miedos sin encontrar ese algo.
Y durante cada madrugada lloraba rogando a la luna por su ayuda para encontrar esa cosa, aunque desconociera lo que era, lo quería de vuelta casi tanto como a ella.
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